Hoy, las finanzas encabezan el llamado proceso de globalización, y como tal, gozan de una visibilidad y un prestigio sin precedentes. La escala de los cambios que se están sucediendo plantean inevitablemente interrogantes sobre la verdadera naturaleza de éstas. ¿Se trata de un fenómeno puramente cuantitativo, o estamos frente a una situación tecnológica y política totalmente nueva, en que la relación entre las actividades financieras y otros ámbitos de la vida económica, política y social fueron alterados fundamentalmente, en la que las finanzas dejaron de ser dependientes de la política y la economía y se convirtieron en una fuerza autónoma, o incluso dominante?
El reciente crecimiento explosivo de la influencia y la importancia del sector financiero implica un cambio profundo en la relación entre las finanzas y la búsqueda del bien común. La idea del «bien común» abarca dos intereses distintos: por un lado, el interés social, que plantea la pregunta de qué aporta el sector financiero a la comunidad; y por otro, el interés personal, que plantea la pregunta de cómo las finanzas contribuyen con el crecimiento y la autorrealización de cada uno y todos los integrantes de la sociedad. Por consiguiente, la relación entre el sistema financiero actual y el bien común plantea nuevas interrogantes, abre nuevos horizontes y exige nuevas investigaciones. Al menos tres avenidas de investigación pueden ofrecer una estructura básica para ver de qué manera las finanzas contribuyen con el bien común.
El reciente crecimiento explosivo de la influencia y la importancia del sector financiero implica un cambio profundo en la relación entre las finanzas y la búsqueda del bien común. La idea del «bien común» abarca dos intereses distintos: por un lado, el interés social, que plantea la pregunta de qué aporta el sector financiero a la comunidad; y por otro, el interés personal, que plantea la pregunta de cómo las finanzas contribuyen con el crecimiento y la autorrealización de cada uno y todos los integrantes de la sociedad. Por consiguiente, la relación entre el sistema financiero actual y el bien común plantea nuevas interrogantes, abre nuevos horizontes y exige nuevas investigaciones. Al menos tres avenidas de investigación pueden ofrecer una estructura básica para ver de qué manera las finanzas contribuyen con el bien común.
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